Sobre
La iglesia primitiva vio la experiencia espiritual en términos de una guerra. La terminología militar puede encontrarse a lo largo de todo el Nuevo Testamento. La protección se encontró en la armadura de Dios. La Palabra de Dios se comparó con una espada. Los ataques de Satanás fueron llamados dardos encendidos. La fe era la “buena pelea” y a los creyentes se les dijo que “pelearan la buena batalla”. La iglesia primitiva sabía que estaban comprometidos en un intenso conflicto espiritual. La misma batalla espiritual continúa hoy pero en lugar de estar combatiendo al enemigo, los creyentes están frecuentemente construyendo edificios de iglesias, produciendo dramas musicales, teniendo encuentros de confraternidad, y peleándose unos con otros mientras esta gran batalla espiritual está desatándose alrededor de ellos. Satanás incluso ha intensificado sus ataques contra una iglesia que se ha retirado de las líneas del frente de batalla. En la medida que el final de los tiempos se aproxima es incluso más importante que los creyentes entiendan la guerra espiritual en estos tiempos más que en los primeros días de la historia de la iglesia. El Apóstol Pablo nos advirtió: “También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1). En vistas a estar adecuadamente preparados para estos tiempos difíciles, un renovado énfasis debe ser puesto en las estrategias de la guerra espiritual. La vida cristiana es guerra. Más pronto lo reconozcamos y nos preparemos para ella, más pronto experimentaremos la victoria
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